Coronación Canónica de la Purísima Concepción, de Dolores Hidalgo. 1o. de diciembre de 1954 |
Eugenio Amézquita Velasco
Basado en los escritos del Pbro. Zacarías Barrón Falcón e
información recopilada por el Pbro. Juan Galván Sánchez
Pbro. Juan Galván Sánchez, en 2017./ FOTO: Eugenio Amézquita |
En este documento, el padre Galván Sánchez narró, en esas fechas, que "en este año, como en los pasados, con júbilo, tanto los encabezados e integrantes de los distintos gremios, como todos los que amamos a la Madre de Dios, en su Inmaculada Concepción, nos hemos venido preparando para celebrar esta fiesta, que nos une en la fe y nos estimula en nuestro vivir cristiano".
"Al honrar a María", prosigue el sacerdote diocesano, actual rector de este templo dolorense, "nos ponemos en sintonía y comunión con los católicos de todas las épocas, que han reconocido en ella a la Llena de Gracia y a la Bendita entre las mujeres".
La devoción a la Inmaculada es un patrimonio espiritual de la Iglesia Universal, pero en este lugar su novenario y su fiesta revisten un modo muy peculiar. Los cohetes, el castillo, la banda de guerra y otros elementos, que si bien son folklóricos y profanos, no dejan de disponer las voluntades y sirven como de puente para captar la grandeza de la Madre de Dios.
El mismo recorrido por las calles con la Bendita Imagen, puede compararse con el caminar del cristiano por este mundo, en pos de María, siguiendo los pasos de Jesucristo, el fruto bendito de su vientre.
Templo de la Tercera Orden, en Dolores Hidalgo. |
Por eso aprovechemos lo que hemos heredado de nuestros mayores, sigamos celebrando con entusiasmo estas fiestas, conscientes de que son una oportunidad que tenemos para continuar creciendo como cristianos. Seamos también conscientes que el mejor homenaje que podemos tributarle a María Inmaculada, es hacer la voluntad de Su Hijo, Nuestro Salvador.
Historia del templo y de la fiesta
"Y apareció en el cielo una gran señal; una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas..." Apocalipsis 12, 1
Papa Pío IX. |
Concepción de María. La definición de este soberano misterio fue el culmen de una seria investigación que el Pontífice encomendó a un nutrido número de teólogos, y sobre todo fue la respuesta que de modo oficial dio la Iglesia a un anhelo al pueblo de Dios, que con una insistencia verdaderamente admirable pedía el reconocimiento de esa gracia para la Madre de Dios.
En esta petición se pueden contar algunos emperadores y reyes, por ejemplo Fernando II de Austria, Segismundo de Polonia, Felipe II de España, etc. Universidad y órdenes religiosas, Cardenales, Arzobispos y Obispos, Corporaciones y Sociedades tanto religiosas como civiles pedían a los papas la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María.
Desde los comienzos del cristianismo, la Virgen María ha ocupado un lugar muy especial en la vida de los fieles. El mismo apóstol Juan, por encargo de Jesús, la reconoció como su propia madre. Y es que ella fue revestida por Dios con todas las gracias necesarias para cumplir la misión encomendada: "Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo". Así la saluda el Arcángel San Gabriel al momento de anunciar la Encarnación del Verbo. Y Santa Isabel, su prima,
La Anunciación, de Boticelli. |
Con razón la Iglesia, con base en la Sagrada Escritura, en la Enseñanza de los Santos Padres y en el fervor cristiano, se pronunció por la doctrina que defiende que la Bienaventurada Virgen María fue preservada de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su Concepción, por gracia y privilegio especial de Dios, en vistas de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano.
En consecuencia, desde mediados del siglo XIX, el 8 de diciembre se celebra en toda la Iglesia Católica la fiesta de la Purísima Concepción, y en Dolores Hidalgo, Cuna de la Independencia Nacional, Gto., de modo especial en el templo de la Tercera Orden, se vive este júbilo de un modo muy peculiar.
El Padre Zacarías Barrón, cuyos restos mortales yacen en dicha Iglesia y quien en vida promovió la devoción de la Virgen María, escribió en sus apuntes históricos que el templo de la Tercera Orden es el segundo más antiguo en la ciudad, pues el primero es la Iglesia Parroquial, ya que la parroquia se erigió el 20 de Septiembre de 1710.
Fachada del Templo de la Tercera Orden, en Dolores Hidalgo. |
El 2 de febrero de 1712, el primer párroco Lic. Don Álvaro de Osio y Ocampo, colocó la primera piedra de la actual Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y algunos años más tarde se comenzó la construcción del Templo que cobija a la imagen de la Purísima. No se sabe con exactitud cuándo se inició en su construcción; lo que sí se sabe es que el arco del coro se cerró en 1755 y el Templo en su primitivo origen fue construido a expensas y solicitud del devoto celo de varias personas, con el fin de que sirviera de Tercera Orden y esto explica el nombre que lleva y que prevaleció sobre el original que era "Capilla de Jesús", conservando este nombre hasta 1793.
En 1794 encontramos que se llama de la Santa Escuela; luego en el año 1795 y hasta 1804 se le llamó Capilla del Calvario y en 1879 le nombraron Iglesia de Guadalupe. Todos estos nombres se encuentran consignados en los libros y actas de la Venerable Orden Tercera que se conservan en el
La Purísima Concepción, de Dolores Hidalgo. |
El templo en su fachada y en su interior luce el sobrio estilo barroco. El altar mayor pertenece al estilo corintio y probablemente no sea el original, sino que fue construido por el año de 1875, o cuando menos modificado, para dedicar el templo a la Reina de los mexicanos, ya que en la parte superior se encuentra un nicho con una imagen de la Madre Santísima de Guadalupe, pintada al óleo y con una transcripción escupida en la cantera del marco y dice "Non Fecit Talliter Omni Nationi".
De los demás altares del único que se sabe la fecha de construcción es el de Nuestra Señora del Refugio y se ubica en 1840.
Ocupando el lugar central se encuentra una bella escultura de la Inmaculada Concepción. Esta escultura anónima es una obra de arte y representa a una jovencita como de 15 años y su estatura es de 143 centímetros.
No se sabe cuándo fue traída esa imagen al templo de la Tercera Orden, pero debió estar desde antes de la Proclamación de la Independencia, pues el 20 de octubre de 1810, el general brigadier Félix
Félix María Calleja del Rey. |
El culto a la Inmaculada fue arraigando entre los dolorenses y es seguro que comenzaron a celebrar con sencillez la novena, hasta el año de 1854 en que Su Santidad el Papa Pío IX declaró dogma de fe la doctrina que enseña que María, por especial privilegio de Dios, fue concebida sin pecado original.
Desde mediados del siglo XIX no ha dejado de celebrarse el novenario y fiesta de la Inmaculada, cada año con mayor entusiasmo y en 1906 se organizaron los gremios obreros y se repartieron entre ellos los días del novenario, como se hace hasta la fecha.
Organizados los gremios en 1907, el novenario se celebró con mayor solemnidad, ya que se consiguió licencia para exponer al Santísimo cada día del novenario durante todo el día, pues hasta esta fecha se hacía sólo el 8 de diciembre.
En 1938, los gremios comenzaron a arreglar el templo, que estaba muy deteriorado. El gremio de carniceros se echó a cuestas el arrego del Presbiterio, pavimentándolo con mosaico y colocando un comulgatorio de granito y regalando un magnífico cáliz de plata dorada.
Altar mayor del Templo de la Tercera Orden, en Dolores Hidalgo. |
Se dotó de un cancel de cedro rojo y bancas de pino y en 1985 se le hizo la última modificación material más importante que fue el cambio de piso de mosaico por uno de barro, con ocasión de la celebración de los 175 años del inicio de la Independencia.
En la década de los noventas se decoraron los altares y en el año 2000 se adquirieron 5 candiles más para completar el alumbrado de las tres naves.
Al inicio del tercer milenio se renovaron todas las bancas, cambiando las antiguas por unas de mejor calidad. También, gracias a la generosidad de muchos católicos dolorenses, después de haber conseguido los respectivos permisos y por iniciativa del Padre Juan Galván Sánchez, en octubre de 2001 se comenzó la remodelación del anexo del Templo, el cual se encontraba en un estado inhabitable.
Procesión de la Coronación. 1o. de diciembre de 1954, en Dolores Hidalgo. |
Esto sucedía en octubre de 1953 y acordaron que ese año la novena se celebraría con sencillez, lo que no se cumplió, pues revistió la solemnidad acostumbrada.
Todos comenzaron a trabajar; los carniceros, después de ver a los orfebres de Guadalajara y Puebla, se decidieron por el Sr. Francisco López, orfebre poblano residente en México, quien mediante contrato se encargó de fabricar la corona de oro y piedras preciosas sintéticas, así como la aureola de plata dorada.
Los panaderos y el comercio mayor encomendaron a las Reverendas Madres Visitandinas de León, Gto., la confección del vestido de la Reina. El gremio de choferes y el de electricistas encargaron al mismo Sr. López la luna de plata dorada y el programa de trabajo se echó a andar. Por conducto del Señor Cura y Vicario Foráneo Don J. Jesús Zárate se hizo la petición al Excelentísimo Señor Obispo Diocesano, Dr. Don Manuel Martín del Campo y Padilla, quien concedió la gracia solicitada.
El 1o. de diciembre de 1954, después de trasladar la imagen hasta ese sitio, los 12 mil habitantes de la localidad se dieron cita en el atrio de la Parroquia de los Dolores, juntamente con otros habitantes de los poblados circunvecinos y abarrotaron totalmente el lugar, en donde 144 años atrás el Cura Don Miguel Hidalgo diera el Grito de la Independencia.
Por esta vez fue insuficiente dicho recinto, ya que la multitud apiñada rodeaba el suntuoso altar colocado ahí, abarcando hasta las calles y la mitad del jardín principal, hasta el lugar donde está colocada la estatua del Cura de Dolores.
Terminada la Misa Pontifical, que duró más de cinco horas, se organizó la procesión por las calles para llevar a su templo a la bendita imagen, luciendo su corona, símbolo de amor de los gremios obreros, comerciantes y devotos de la Inmaculada Madre de Dios.
Mons. Lázaro Pérez Jiménez, III Obispo de Celaya./ FOTO: Eugenio Amézquita |
Fue el 7 de diciembre cuando se desbordó el júbilo. A las 5:30 de la tarde, con un nutrido número de fieles, se trasladó la imagen desde el Templo de Tercera Orden, su Casa, hasta el atrio de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, como se tiene noticia se hizo en 1954. Más tarde, en ese mismo sitio, el entonces obispo de Celaya, Mons. Lázaro Pérez Jiménez presidió la Eucaristía acompañado de la mayoría de los sacerdotes del decanato de Dolores y muchos otros presbíteros invitados. Fueron miles las personas que participaron en este homenaje a la Madre de Dios; cabe destacar también la presencia de las hermanas religiosas Adoratrices, las del Sagrado Corazón y una significativa representación del Seminario Diocesano.
Concluida la Misa se llevó a cabo una gran procesión con la Bendita Imagen. Se recorrieron las calles de Zacatecas, Baja California, Chiapas, Tabasco, Tamaulipas, Guerrero, Hidalgo y Puebla, para llegar al Sagrado sitio desde donde la Purísima sigue acompañando a este pueblo de Dolores Hidalgo que la lleva muy en el corazón.
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