Redacción
Mañana vayan al Monte Esquilino y en el sitio donde haya nieve, allí deben edificar un templo a la Sma. Virgen”.
Y que al día siguiente fueron a ese monte y encontraron una faja de terreno cubierta de nieve. Y que con el apoyo del Papa Liberio, que gobernaba la Iglesia Católica en ese tiempo, edificaron allí el primer templo dedicado en Roma a la Madre de Dios. Y de allí salió la devoción a la Virgen de las Nieves.
En su honor, muchas mujeres en el mundo llevan el nombre de Nieves. Y en honor de la Sma. Virgen existe allí en aquel sitio una gran basílica. LA BASILICA DE SANTA MARIA LA MAYOR.
Hoy celebramos la consagración de una de las cuatro más famosas basílicas de Roma, la de Santa María la Mayor. La construyó el Sumo Pontífice Sixto III, en el año 432, en recuerdo del Concilio de Éfeso que en el año 431 había definido que María sí es Madre de Dios. Esta basílica ha sido remodelada y hermoseada durante siglos y su torre fue por mucho tiempo la más alta de Roma. En dorar su cielo raso emplearon los Reyes Católicos el primer oro llevado por Colón desde América.
Es una de las cuatro Basílicas mayores de Roma, junto con la de San Pedro, la de San Pablo y la de San Juan. Los católicos han tenido siempre mucha veneración por la Basílica de Santa María la Mayor, por haber sido el primer templo dedicado a Nuestra Señora en Roma, y porque la antigua leyenda de las nieves que cayeron en el sitio donde iba a ser construida, recuerda a los fieles que cuando lleguen los ardores de las pasiones y el fuego de las adversidades, la Madre de Dios puede traer desde el cielo las nieves de las bendiciones divinas que apaguen las llamas de nuestras malas inclinaciones y calmen la sed de los que ansían tener paz, santidad y salvación.
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