Por Julio Jorge Celis Polanco
Arqueólogo e Historiador
Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística
El cerro Culiacán se encuentra entre los municipios de Jaral del Progreso, Salvatierra y Cortazar y es un estrato–volcán del Cuaternario, con aproximadamente un millón de años.
Tiene una altura aproximada de 1830 metros sobre el nivel del mar y desde tiempos antiguos llamó la atención a los habitantes de la región desde tiempos de los cazadores recolectores de hace por lo menos unos 20,000 años antes del presente.
El antiguo nombre del cerro en tiempos prehispánicos era el de Teoculhuacan–Chicomoztoc–Aztlán.
En los recorridos organizados hacia este lugar, se visitan cuevas de este Cerro Culiacán-Chicomoztoc, en una actividad que lleva características espeleológicas, es decir, de estudio del origen y la formación de las cavernas y las cavidades subterráneas naturales, así como su flora y su fauna.
Las montañas sagradas
“La divina montaña de la cumbre torcida, de las siete cuevas, lugar de la blancura”. Este nombre se sabe por las fuentes etnohistóricas, documentos del siglo XVI y que nos remiten a tiempos antiguos donde se efectuaron las migraciones de población del Epiclásico (600 al 900 d. C.) de la región del Bajío a los valles centrales de México.
Las fuentes etnohistóricas son los que ahora conocemos por códices y en especial, uno de ellos, conocido como La Historia Tolteca Chichimeca que es un documento historiográfico y geográfico escrito en idioma náhuatl.
El Doctor Paul Kirchhoff al estudiar este documento a mediados del siglo XX descubrió de manera fortuita que el cerro de Culiacán en Guanajuato era el Culhuacán de las crónicas con todos sus nombres y carga simbólica, ya que en este cerro de manera simbólica están contenidas las 7 cuevas del Chicomoztoc, donde dentro de la cosmovisión náhuatl se dice que de ahí salieron las siete tribus nahuatlacas para fundar pueblos en el valles de México y valles vecinos y entre los últimos en salir fueron los aztecas, de ahí su nombre y los cuales son los fundadores de México Tenochtitlán.
El doctor Kirchhoff que muere en el año de 1972 no vino al Bajío a conocer el cerro Culiacán ya que no era en sí si objetivo de investigación y hacia 1960 publica un breve articulo donde se exponía la posibilidad de encontrar el Aztlán la patria original de los aztecas en el Bajío. De esta forma dejó la investigación abierta para quién quisiera retomarla.
Fue en 1987 cuando siendo estudiante de la licenciatura de arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e historia comencé una investigación sobre las montañas sagradas de México y las migraciones del Epiclásico. Como este lugar se relaciona con el Aztlán, observé de las muchas propuestas de donde se podía encontrar este lugar en la geografía actual, siendo en Nayarit en la isla de Mexcaltitán y en Zacatecas en La Quemada, donde se decía que ahí era el lugar del origen de los aztecas y toltecas.
Después de una profunda investigación de varios años en estos lugares, se pudo constatar que en esos sitios no había pruebas suficientes, ni en calidad, ni en cantidad para suponer que estas tribus salieran de estas regiones.
Fue cuando el Dr. Román Piña Chán, me recomendó retomar los trabajos del Dr. Paul Kirchhoff que el sí tenía una formación académica y su trabajo era muy serio y profundo. Y así fue; al retomar su trabajo observé que estaba inconcluso.
Siguiendo los detalles de un camino descrito en el códice de la Historia Tolteca Chichimeca, me llevó hasta las faldas del cerro Culiacán, en donde observé que la cerámica diagnóstica si correspondía en cantidad, calidad y cultura a los toltecas chichimecas.
Las siete cuevas
Al contactar a los pobladores de alrededor del cerro, me confirmaron que de uno de los nombres del cerro también era el de “Chicomoztoc” y que entre ellos conocían a las 7 cuevas principales diseminadas en diferentes barrancas.
Las siete cuevas son: Cueva del Tepozán, Cueva de Chimalma, Cueva de Mixcóatl, Cueva de Xólotl, Cueva de los Aculhuas, cueva de Ehecatl y cueva de Tlaltecuhtli. El nombre de las cuevas nos remite a la historia de los personajes que tuvieron un papel muy importante en las migraciones. Además de estas cuevas hay cientos de cuevas más, que he localizado y topografiado al paso de los años, así como de sitios arqueológicos a cielo abierto, con plataformas ceremoniales y pirámides.
Estos datos llamaron mucho la atención de varias universidades del mundo y buscaron el Aztlán desde el punto de vista de la biología humana. Por una parte, las universidades de la Patagonia de Argentina con la universidad de Barcelona en España se unieron con este objetivo y por otro lado la universidad de Denver en Colorado y la universidad de Tucson en Arizona por otro.
La conclusión fue contundente después de comparar las pruebas de ADN de las muestras de la población prehispánica de México Tenochtitlán con varias regiones de México: El origen biológico de los aztecas, es la población Bajío de Guanajuato del Epiclásico y Posclásico.
Por lo tanto, en México, la UNAM lo publico por medio del Doctor Miguel León Portilla como un hecho histórico comprobado, de que el cerro Culiacán de Guanajuato es el antiguo Teoculhuacan–Chicomoztoc de las crónicas antiguas.
Este trabajo se convirtió en mi tesis de maestría y actualmente pertenezco a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística como maestro investigador. He publicado dos libros referentes a este tema y donde se expone toda la investigación a detalle: “La Montaña donde Nació el Pueblo del Sol” y “Las leyendas de las cuevas del cerro Culiacán”. Ambos libros sólo se encuentran en formato digital por el momento.
Y en los últimos 5 años he organizado viajes a estas cuevas por varias rutas para compartir este conocimiento para el público en general. #GuanajuatoDesconocido #MetroNewsMx
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