Por Eugenio Amézquita Velasco
José Manuel Zozaya y Bermúdez, nació en Salvatierra, Guanajuato el 4 de julio de 1778 y falleció en la Ciudad de México, el 21 de junio de 1853 y se le considera el primer diplomático mexicano en representar a su país en Estados Unidos, sirviendo como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del 12 de diciembre de 1822 al 20 de mayo de 1823.
El 12 de diciembre de 2022, los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América celebraron 200 años de relaciones bilaterales. El 12 de diciembre de 1822, el diplomático mexicano José Manuel Zozaya y Bermúdez entregó cartas credenciales al presidente James Monroe que lo acreditaron como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario ante el Gobierno de los Estados Unidos tras la Independencia de México.
Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu |
Además de sus actividades diplomáticas, Zozaya se desempeñó como abogado de hecho de Agustín de Iturbide, como congresista por Guanajuato (1820), como auditor del Ejército, y operó la primera fábrica de papel en territorio mexicano.
Entre sus obras se tienen "Apelacion al tribunal de la opinion publica que interpone el C. José Manuel Zozaya por la injusta y atroz esclusiva ejercida por el señor Gobernador y Junta Departamental de México, para la provision de los juzgados de primera instancia" (1839), así como "Oración cívica pronunciada en la Alameda el 27 de octubre de 1841, por el Sr. Lic. d. Manuel Bermúdez Zozaya, [sic] Auditor de Guerra de la Comandancia General de México" (1841).
El salvaterrense Zozaya ante el presidente Monroe
Jorge Flores, investigador de la UNAM, describe en "Apuntes para una historia de la diplomacia mexicana la obra prima 1810-1824" detalles reveladores como parte de los Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM (https://moderna.historicas.unam.mx/index.php/ehm/article/view/69222/69018 )
James Monroe, también autor de la Doctrina Monroe: "América para los americanos" |
"El día 12 de diciembre de 1822 fue presentado Zozaya al presidente" James Monroe, 5o. en la historia de los EE.UU., "con la misma etiqueta y ceremonial con que se reciben los ministros de las demás potencias", según dice en la nota que dirigió al gobierno mexicano, con fecha 20 de diciembre del mismo año, y en la cual agrega: "Habiéndole entregado mis credenciales, me contestó quedar reconocido y admitido como ministro público y enviado extraordinario y plenipotenciario"."
"Dio el presidente Monroe un convite en honor del ministro mexicano, al cual asistieron los encargados de negocios de Francia y de Suecia, el cónsul general inglés y otras distinguidas personas, hasta en número de cuarenta; repitiendo estos agasajos los secretarios de Estado y del Tesoro, días más tarde. De todos estos sucesos y homenajes dio cuenta al público el periódico de Washington National Intelligencer, considerado vocero de la administración."
El Acta de Independencia de México |
"Monroe designó al general Andrés Jackson ministro plenipotenciario de los Estados Unidos en México, con fecha 23 de enero de 1823, cuando ya se tenían noticias de la revolución que había estallado en Veracruz contra el Imperio. No aceptó Jackson el nombramiento y, habiendo seguido su curso los acontecimientos que culminaron con la abdicación de Iturbide, quedó todo en suspenso por esa época; en lo que debe haber tenido mucha parte, además, el informe rendido por Joel Roberts Poinsett, ya entonces de regreso de su viaje a México en comisión secreta, como dijimos anteriormente."
"¿Por qué, a pesar de la cordial recepción dispensada al enviado de Iturbide, las notas escritas por Zozaya revelan un estado de ánimo que raya en el pesimismo y en el recelo?"
"Hasta ahora [escribe en su nota de 26 de diciembre de 1822] no he entrado en contestaciones algunas, directa ni indirectamente para entablar relaciones del Imperio con estos Estados, porque un tratado de alianza, para el caso que lo necesitemos, es incompatible con el gobierno y leyes de estos Estados, y más que todo con sus costumbres y modo de pensar."
"¿Cómo es posible que en tan breves días llegara Zozaya a tan extremas y definidas conclusiones? Su opinión, expresada con el mayor énfasis, parece más bien sustentada en el prejuicio personal que en el cambio de impresiones y en un contacto directo con los funcionarios de Washington, como lo era en efecto, ya que él mismo se encarga de decirnos que ni siquiera había intentado ponerse en comunicación con el Departamento de Estado."
"Sobre la posibilidad de negociar un tratado de comercio es también bastante extraña su manera de expresarse:"
"Un tratado de comercio no creo que estemos en el caso de procurarlo, porque la preponderancia de estos Estados sobre nosotros, por su marina y por otras consideraciones políticas, aunque sean de apreciación, les daría un derecho, en su concepto, para exigir ventajas sin sacar el Imperio ninguna a su favor. Creo que esto debe ser obra del tiempo, de la calma y de la reflexión."
"Precipitada es también la conclusión a que llega respecto de la línea divisoria entre los dos países vecinos."
"Sobre límites [escribe en la misma nota] que es el punto más interesante por razón de vecindad y de miras que acaso puede haber, nada tampoco puede hacerse por vía de tratados, supuesto que existe el último con España, que debemos respetar, y con el que creo que este gobierno se conforma muy bien. Este punto está más bien sujeto a operaciones materiales para fijar los términos divisorios conforme lo tratado, que a negociaciones diplomáticas; y bajo este punto de vista dirigiré mi conducta si se tocare la materia por este gobierno, absteniéndome de hacerlo yo por mi parte, porque creo que al Imperio en nada le perjudica que las cosas sobre límites permanezcan en el estado de indecisión en que hoy se hallan."
"Lo aconsejado, en la parte final de éste párrafo, tuvo con el tiempo las más graves consecuencias; pero era difícil que en aquella época despertase la atención de un ministro como don José Manuel de Herrera. Asegurar el gobierno mexicano que los directores de la política norteamericana estaban conformes con los límites señalados por el Tratado de Onís, cuando ni siquiera se había dado Zozaya el trabajo de sondear y vislumbrar sus propósitos al respecto, ya era demasiado; pero aconsejar que asunto tan delicado permaneciera en el estado de indecisión en que se hallaba iba más allá de los límites de una elemental prudencia. Si México debía respetar y acatar el tratado, según Zozaya, ¿a qué retardar su cumplimiento en la parte material, o sea en la colocación de las marcas divisorias, y en su reconocimiento y conservación por medio de un convenio expreso entre las dos naciones vecinas? En su incongruente actitud Zozaya no hacía sino seguir las recomendaciones de don Juan Francisco Azcárate, que atrás hemos mencionado, sobre el mismo asunto de límites con los Estados Unidos: "tratar la materia con mucha lentitud, dándole las mayores largas que se pudieran"."
"En otra nota fechada también el 26 de diciembre de 1822, Zozaya expone francamente lo que piensa sobre los Estados Unidos y la política de sus gobernantes y directores. Copiamos sus palabras al pie de la letra:"
"La soberbia de estos republicanos no les permite vernos como iguales, sino como inferiores; su envanecimiento se extiende en mi juicio a creer que su capital lo será de todas las Américas; aman entrañablemente a nuestro dinero, no a nosotros, ni son capaces de entrar en convenio de alianza o comercio sino por su propia conveniencia. Con el tiempo han de ser nuestros enemigos jurados, y con tal previsión los debemos tratar desde hoy [...]. En las sesiones del Congreso general y en las sesiones de los Estados particulares, no se habla de otra cosa que de arreglo de ejército y milicias, y esto no tiene sin duda otro objeto que el de sus miras ambiciosas sobre la provincia de Texas."
"Su opinión acerca del ejército norteamericano debe citarse por separado; la expone en el párrafo final de su comunicación de 26 de diciembre, y dice a la letra:"
"El ejército, que no pasa de diez mil hombres ni baja de seis mil, repartido en las fronteras, y particularmente en la nuestra, puede servir para defender su suelo, pero no son temibles fuera de él."
"¿En qué fundaba su juicio en asunto tan esencial para la seguridad y defensa de su país? ¿En informes obtenidos en fuentes serias y verídicas, o en noticias adquiridas en forma superficial y a la ligera? Nunca lo sabremos, pues omite decirlo; pero no es difícil suponer que su informe, transmitido rutinariamente a los jefes del ejército mexicano, contribuyera a formar en éstos una idea vaga y falsa de la calidad y eficiencia del ejército de los Estados Unidos, induciéndolos desde entonces a verlo con cierto desdén y menosprecio."
"¿Qué decir, pues, de este improvisado diplomático, que pierde todo deseo de negociar un tratado de comercio al darse cuenta del poderío marítimo de la nación vecina, y por otra parte se manifiesta convencido de la nulidad ofensiva de su ejército de tierra, y desdeña jugar esta carta en el juego que ha de abrir y sostener con los funcionarios de Washington?"
"El 16 de mayo de 1823 recibió Zozaya la noticia de la caída del Imperio y de la instalación del nuevo gobierno, lo que puso en conocimiento del presidente Monroe, junto con el aviso de su retiro, y la notificación de que el secretario Torrens quedaba como encargado de negocios, hasta la llegada del nuevo ministro plenipotenciario. En agosto de 1823, ya de regreso en la ciudad de México, hace don José Manuel Zozaya Bermúdez un balance de lo que ha costado su misión en el extranjero: 19 000 pesos, gastados en el viaje y en los sueldos del personal de la legación; más una deuda de 6 000 pesos, cuyo pago encarece, porque desea que su honor, comprometido en tierra extraña, quede a salvo."
"Un día, lejano aún, nuestro primer agente diplomático en Washington verá flotar sobre el Palacio Nacional la bandera de las barras y las estrellas, pues su fallecimiento no acaecerá sino hasta después de la guerra, en el año de 1853, confirmándose así algunos de los temores y vaticinios que anticipó en su correspondencia. Quizá llegaría a sentirse uno de los culpables del gran fracaso y desastre, pero no lo creemos. Era él un criollo con todas las características de su raza y clase social; y su educación jurídica, con todo el riguroso, rutinario formulismo de la época; y su "orgullo español", tan apropiado para servir de obstáculo infranqueable a la más dúctil, flexible negociación diplomática; fueron seguramente las mejores armas que llevó a Washington, para tratar y negociar con hombres de mayor experiencia que la suya y eminentemente prácticos tanto en la vida como en sus negocios. ¿Qué más podría decirse en su descargo?"
La rama familiar y genealógica de Zozaya y Bermúdez
Sus padres fueron:
Francisco Zozaya Zorrilla
Gertrudis Bermúdez Fuentes
Los hermanos fueron:
-Andrés Zozaya Bermúdez
-Mariano Guadalupe José Ignacio de Santa Clara Zozaya Bermúdez
-María Guadalupe Ignacia Zozaya Bermúdez
-José Manuel Zozaya Bermúdez
-José Manuel Zozaya Bermúdez
-Francisco Antonio Egidio Zozaya Bermúdez
-Josefa Zozaya Bermúdez
-María Ana Ignacia de la Luz Zozaya Bermúdez
-Nicolás Francisco Zozaya Bermúdez
Su esposa e hijos fueron, en primeras nupcias:
Casado el 10 de julio de 1803, en la Ciudad de México, Distrito Federal, México, con Joaquina Zozaya Gurtubay (Padres: José Mariano Zozaya Orio y Juana de Dios Gurtubay Castillo)
-María Manuela Zozaya Zozaya 1804
-José Mariano Zozaya Zozaya 1805
-Manuel María Zozaya Zozaya 1806
En segundas nupcias, su esposa e hijos:
Casado el 15 de abril de 1820, Sagrario - Ciudad de México, Distrito Federal, México, con María de los Ángeles Gómez de la Casa Gallo 1801 (Padres: Francisco Antonio Gómez de la Casa Agüera y María de los Dolores Gallo Villar)
-Victoria Zozaya Gómez
-María de los Ángeles Bermúdez de Zozaya Gómez-Gallo
-Maximino Zozaya Gómez de la Casa
-María de la Encarnación Zozaya Gómez
-Victoriano Zozaya Gómez
- Guadalupe Zozaya Gómez
- María Dolores Zozaya Gómez
- María de la Luz Zozaya Gómez
-Francisco de Paula Zozaya Gómez
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