Por Eugenio Amézquita Velasco
COMONFORT.- "El día 31 de diciembre se realiza una procesión con el Santísimo Sacramento, que recorre, con toda solemnidad, algunas calles de la ciudad de Comonfort. Donde los vecinos de las calles por donde ha de transitar dicha procesión, se dan a la tarea de adornarlas copiosa y esmeradamente", explicó el Sr. Cura de la Parroquia San Francisco de Asís, Pbro. Felipe de Jesús Vázquez Zavala.
"Esta procesión tiene un sentido profundamente religioso y desde 1957, la gente del pueblo espera con mucho amor y devoción a nuestro Señor, en acción de gracias por el año que concluye y para ponerse en sus manos por el año nuevo que les concede", dijo.
"Los vecinos de las calles involucradas, arreglan los frentes de sus casas con ornamentos cada vez más elaborados. Colocan tapetes de aserrín pintado con dibujos en otro color, valiéndose de un molde de madera, un poco de ingenio y mucha dedicación", precisó el sacerdote de la Diócesis de Celaya.
Sr. Cura Felipe de Jesús Vázquez Santana |
"Además de ocho altares, que son parte fundamental de la procesión en los que se hacen breves reflexiones de la Palabra de Dios y en los que se da la bendición con el Santísimo para todo el pueblo".
"El resultado del esfuerzo de todos es sumamente hermoso y el profundo amor a Dios nuestro Señor en la Eucaristía reviste de una importancia especial esta hermosa tradición de la Parroquia de San Francisco de Asís, en Comonfort, Gto".
La historia
Es una devoción en la que se da gracias a Dios, al Creador de todas las cosas y por quien recibimos todos los bienes, así como para pedirle a Dios que el próximo año sea mejor que el anterior y lo dediquemos al servicio a los demás, desde nuestra familia y a todo los que nos rodean, puntualizó el Sr. Cura Párroco comonforense.
Arq. David Carracedo, cronista oficial de Comonfort |
Para poder conocer muchas de las tradiciones de Comonfort, nuestro espacio digital Guanajuato Desconocido acudió con uno de nuestros importantes colaboradores, el Arq. David Manuel Carracedo Navarro, quien es cronista de Comonfort desde el 6 de mayo de 2008.
Una de estas bellas tradiciones, narra nuestro estimado amigo, es la que se vive el 31 de diciembre de cada año, es decir, el último día del año civil.
Expresa que "todas las actividades humanas que ameritan de un esfuerzo colectivo para realizarse, tienen en común un arraigo muy profundo entre las personas que participan en ellas; esto viene a colación, porque en algún 31 de diciembre tuve oportunidad de platicar con algunos comonforenses que afanosamente colocaban los adornos de sus calles para la procesión realizaría el recorrido unas horas después".
Precisa en su artículo, publicado en www.chamacueromexico.com que "para quien no esté familiarizado con esta tradición, diremos que el día 31 de diciembre una procesión religiosa recorre, con toda solemnidad, algunas calles del pueblo".
"Esto reviste una importancia especial, más allá de las creencias de cada persona, porque los vecinos de las calles por donde ha de transitar dicha procesión, se dan a la tarea de adornarlas profusa y prolijamente".
Expresa que "el recorrido parte del templo parroquial, recorre la calle Juárez, da vuelta en la calle Matamoros, retorna por la calle Luis Cortazar y llega de regreso al punto de partida".
"En total son 1,300 metros de recorrido, de los cuales 1,200 metros están realzados con adornos".
"El día 31 de enero de 2008, queriendo rastrear los orígenes de esta tradición, platicamos con varios vecinos que afanosamente participaban en una u otra labor de ornato".
Sra. Lupita Rangel |
Narra que "la conclusión es clara y contundente (como dijera Alberto Cortez): Todos los entrevistados aseguran que el arreglo de sus calles se realiza desde que tienen memoria… Por lo tanto ,buscamos alguien mejor informado, la señora Lidia Rangel de Leal nos contó que en el año de 1957, ella personalmente le sugirió al entonces cura párroco" de Comonfort, en ese entonces el Pbro. Luis Guerrero Esparza, "que promoviera la realización de una procesión por las calles del pueblo, como una acción de gracias, el día 31 de diciembre".
Detengo la explicación de mi buen amigo el cronista David Carracedo para hacer un aporte interesante y significativo. Descubrí en mis propias investigaciones, que la Sra. Lidia Rangel Vilchis -que era el nombre de soltera de la Sra. Rangel- quien ya goza de Dios, era la mamá de la destacada soprano Lupita Leal Rangel, grande y estimada artista comonforense, auténtica promotora de la cultura y también colaboradora de Guanajuato Desconocido.
Lupita Leal |
Explica ella que el Padre Guerrero era originario del municipio de Zinapécuaro y doña Lidia a su vez era oriunda de Villa Madero, Michoacán. La abuela de Lupita Leal, doña María Vilchis conoció al Pbro. Guerrero Esparza y se convierte en la persona que lo atiende en sus necesidades de alimentación y atención a diversas necesidades materiales.
Pasa el tiempo y sigue siendo atendido el padre por la familia de Lupita Rangel, hasta llegar a Santa Clara del Cobre, donde doña Severina Rangel, hermana de doña Lidia prosigue en el servicio al ministro de Dios.
La Providencia de Dios hace que se encuentren años después doña Lidia y su familia en Comonfort con el sacerdote michoacano el cual llega con el nombramiento de párroco y quien luego pasaría después a Maravatío, Zinapécuaro y finalizar su trabajo parroquial en Salamanca, en el Templo de las Tres Caídas.
El Padre Guerrero termina sus días en Celaya, para ser que sus restos fueran sepultados en el Templo de San Francisco de Comonfort.
Lupita Leal nos sigue narrando detalles que su propia madre le comentaba y que ella misma vio y vivió. "Mi madre motivaba a la gente de la calle Luis Cortazar a adornar para el paso del Santísimo Sacramento. Cuando trabajaba yo en Morelia, mi mamá me hablaba por teléfono al acercarse el final del año y me decía: Tienes que venir. Agradecerle a Dios el don que te ha dado".
"Me emocionaba ver a la gente detrás de la Custodia que lleva el sacerdote en la procesión, cantando el Bendito sea Dios. La sensación de gratitud a Dios, tan íntima, tan especial y tan espiritual que mi madre, cuando pasaba frente a la casa, frente al altar que hacíamos, me decía: Cántale".
Lupita Leal sonríe con nostalgia, con el recuerdo de quien le heredó el amor a las cosas sagradas, el amor a Dios. "Debido a esta actividad de fin de año, prácticamente no conocimos lo que era la cena de fin de año porque nos aplicábamos en la casa a adornar el altar y hacer los preparativos necesarios para el paso del Santísimo Sacramento en esta Procesión"
"Mi mamá", sigue narrando Lupita Leal, "mujer superentusiasta, me platicaba que los primeros arreglos y adornos que colocó en los inicios de la procesión los trajo de Tzintzuntzan. De esos adornos de paja, muy propios de por allá. Me platicaba mi mamá: Agarré el coche y me fui a traer los adornos. ¡Cómo no le íbamos a arreglar al Señor!".
Palabras que encierran el amor a Dios y la religiosidad que es propia de la gente de Comonfort, un pueblo humilde, la virtud preferida de Dios.
Se trata así de una acción de gracias a Dios por los favores, la vida recibida durante el año que terminaba y obviamente pidiendo las bendiciones necesarias para el que está a punto de comenzar.
Mil 200 metros de tapetes de aserrín
"A partir de ese año de 1957, dicha procesión se llevó a cabo y los vecinos de las calles involucradas, tuvieron a bien adornar los frentes de sus casas", prosigue su narración nuestro amigo y colaborador el Arq. Carracedo.
"El arreglo de las fachadas -nos cuenta la señora Lidia- era muy sencillo en los primeros años, un poco después se tuvo la idea de tender algún elemento de un lado al otro de la calle, lo cual le dio mucho realce al ornato, el interés de los pobladores fue creando ornamentos cada vez más elaborados", explica el Arq. Carracedo.
"En alguna ocasión, hace unos veinte años, alguien sugirió colocar tapetes de aserrín pintado. Esto es, teñir varios metros cúbicos de aserrín y tenderlo sobre el piso, para posteriormente colocar dibujos en otro color, valiéndose de un molde de madera, un poco de ingenio y mucha dedicación".
"En el curso de una tarde, todo queda listo, 1,200 metros de calles, adornadas en sus pavimentos, sus muros y hasta en sus "cielos" (si consideramos los elementos que cruzan la calle de una fachada a otra), además de media docena de altares, que son parte fundamental de la procesión".
El cronista de Comonfort puntualiza que "cabe mencionar -y así me lo hicieron saber los entrevistados- que no todos los vecinos participan y no todos con el mismo entusiasmo, de cualquier manera el resultado es sumamente hermoso y es producto -además de la devoción o las creencias religiosas de cada persona- del gusto popular, del sentimiento de pertenencia y hasta del hilo invisible de la tradición".
"Cuando vemos que esa amalgama de causas lleva a los vecinos de cada calle a organizarse, a cumplir con la encomienda pactada, a poner su esfuerzo, su tiempo y sus recursos para conseguir este resultado, no puede uno dejar de conmoverse al constatar que en este mundo cada vez más ajeno a los valores y las tradiciones, una gran cantidad de personas se avocan a continuar algo que aunque efímero, les queda en el corazón durante muchos años (y de paso nos hacen sentir orgullosos a todos los demás que ni siquiera participamos en el trabajo extenuante de ese día)".
Finaliza narrando nuestro buen amigo y colaborador Cronista de Comonfort, al que el prefiere denominar Chamacuero: "Ojalá que esta participación e interés continúen por muchos años, aún después del momento en que todos tengamos la certeza de que esta tradición se practica desde que tenemos memoria". /FOTOS: Lupita Leal y Eugenio Amézquita Velasco #GuanajuatoDesconocido #MetroNewsMx
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