Eugenio Amézquita Velasco
Duele. Dios se ha llevado a su lado a quien considero un buen hombre, un buen padre y un gran abuelo. Mi querido y estimado amigo Nacho López Valdovinos. El maestro, quien además de ser cabeza, en sus momentos, de mis fuentes informativas del Tecnológico Nacional de México y de la UPG en diversos momentos, no sólo lo traté así, en lo periodístico, sino como persona y ser humano.
En cierta ocasión, tomando café en alguna de las oficinas que le tocó tener a su cargo, me hablaba de una gran felicidad: "al fin soy abuelo".
Sí, hablábamos de lo académico, de lo tecnológico, de planeación; de los logros en materia de educación. De cuando estuvo en el Tecnológico de Celaya -donde lo conocí- y luego me lo encuentro colaborando en el Gobierno del Estado. Posteriormente se me aparece encabezando esa institución de nivel superior que ha crecido como la espuma y que debe ser orgullo de Cortazar, Villagrán y Celaya: La Universidad Politécnica de Guanajuato.
Pero las pláticas a veces se centraban sobre el haber llegado a ser abuelo. El michoacano me platicaba que su papá había sido sacristán de la iglesia de su pueblo, si mal no recuerdo. Una historia interesante y cómo había logrado estudiar y obtener su carrera a base de esfuerzo.
Por eso era y es grande mi querido Nacho Valdovinos. Porque empezó desde abajó y logró llegar a lo grande sin perder esa sencillez; era firme, pero noble a la vez. Son, como decía algún amigo mío, de esas personas que nunca deberían morir. Pero la naturaleza es la naturaleza y la vida es la vida.
Pero el encanto y la luz de Nacho Valdovinos subían de intensidad cuando hablaba de su nieto, su primero y único nieto. El día que nació esa criatura, mi Nacho no cabía de gozo. Irradiaba en el rostro la sonrisa y la alegría. Su nieto se convirtió en el centro de su vida y de su corazón.
Traigo a mi memoria la nostalgia y sentimiento de esas imágenes. Su cuenta de Whatsapp -por donde de vez en cuando, por alguna situación memorable, festejo mío personal o un simple saludo, me enviaba mensaje con el infaltable "mi amigo" o "Don Eugenio"- me hizo voltear y ver un elemento en su cuenta que quienes lo tienen dado de alta como contacto Whatsapp, no me dejarán mentir de lo que hablo.
Esas palabras y esa frase que me llegaron al alma y que me hablaron qué ocupaba su corazón y su día: "Abuelo de LeoLóGo"
Descansa en paz, mi amigo. Un buen hombre, un gran maestro. Goza de Dios. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido
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