San José Sánchez del Río, mártir

Por el Padre Paco

El 5 de febrero de 1928, tuvo lugar un combate, cerca de Cotija. El caballo del general cayó muerto de un balazo, José bajó de su montura con agilidad y le dijo: "Mi general, aquí está mi caballo, sálvese usted, aunque a mí me maten. Yo no hago falta y usted sí" y le entregó su caballo. En combate fue hecho prisionero y llevado ante el general callista quien le reprendió por combatir contra el Gobierno y, al ver su decisión y arrojo, le dijo: "Eres un valiente, muchacho. Vente con nosotros y te irá mejor que con esos cristeros". "¡Jamás, jamás! ¡Primero muerto! ¡Yo no quiero unirme con los enemigos de Cristo Rey! ¡Yo soy su enemigo! ¡Fusíleme!". 



El general lo mandó encerrar en la cárcel de Cotija, en un calabozo oscuro y maloliente. José pidió tinta y papel y escribió una carta a su madre en la que le decía: "Cotija, 6 de febrero de 1928. Mi querida mamá: Fui hecho prisionero en combate en este día. Creo que voy a morir, pero no importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios. No te preocupes por mi muerte... haz la voluntad de Dios, ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre...".

El sitio del martirio de San Joselito, como cariñosamente le conoce la gente.

El 10 de febrero de 1928, como a las 6 de la tarde, lo sacaron del templo y lo llevaron al cuartel del Refugio. A las 11 de la noche llegó la hora suprema. Le desollaron los pies con un cuchillo, lo sacaron del mesón y lo hicieron caminar a golpes hasta el cementerio. Los soldados querían hacerlo apostatar a fuerza de crueldad, pero no lo lograron. Dios le dio fortaleza para caminar, gritando vivas a Cristo Rey y a Santa María de Guadalupe. 

El niño mártir de Michoacán, San José Sánchez del Río

Ya en el panteón, preguntó cuál era su sepultura, y con un rasgo admirable de heroísmo, se puso de pie al borde de la propia fosa, para evitar a los verdugos el trabajo de transportar su cuerpo. Acto seguido, los esbirros se abalanzaron sobre él y comenzaron a apuñalarlo. A cada puñalada gritaba de nuevo: "¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!". En medio del tormento, el capitán jefe de la escolta le preguntó, no por compasión, sino por crueldad, qué les mandaba decir a sus padres, a lo que respondió José: "Que nos veremos en el cielo. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!".

Mientras salían de su boca estas exclamaciones, el capitán le disparó a la cabeza, y el muchacho cayó dentro de la tumba, bañado en sangre, y su alma volaba al cielo. Era el 10 de febrero de 1928. Sin ataúd y sin mortaja recibió directamente las paladas de tierra y su cuerpo quedó sepultado, hasta que años después, sus restos fueron inhumados en las catacumbas del templo expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús. Actualmente reposan en el templo parroquial de Santiago Apóstol, en Sahuayo, Michoacán. 

La tumba original de San Joselito, en el templo expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús. 

La tumba de San Joselito, en el interior de las catacumbas de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Se encuentra bajo un pequeño arcosolio, el nicho donde desde 1945 llevaron sus restos a ese lugar.

En la parte frontal del nicho se encuentra una lápida en mármol blanco con la inscripción en Latín que al español diría: "JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, NIÑO E INOCENTE COMO TARCISIO PERO CON  FORTALEZA DE SEBASTIAN SE SOMETIÓ A LA MUERTE POR CRISTO"; cubriendo el nicho una imagen de la mártir Santa Cecilia.


Pero que significado tiene las referencias de los santos mártires Tarsicio, Sebastián y Cecilia en la tumba de San Joselito? Pues bien el Padre Miguel Serrato Laguardia quien era responsable de la actual parroquia al mandar hacer ese epitafio quiso recordar las cualidades de San Joselito, de inocencia como en el caso de Tarsicio que no permitió la profanación del Sagrado Viático y la valentía de Sebastián un soldado romano convertido al cristianismo que pudiendo renegar de su fe en Cristo prefirió al igual que nuestro joven mártir mantenerse firme hasta la muerte.

En el caso de Santa Cecilia ella duró tres días agonizando y señalando con su mano el dogma de Dios Trinitario. Pues bien San Joselito dijo a sus verdugos: Si por el martirio no pudiera yo hablar que al mover mi cuerpo signifique ¡Viva Cristo Rey!

Fue beatificado el 20 de noviembre de 2005.

Fue canonizado por el Papa Francisco el 16 de octubre de 2016. #GuanajuatoDesconocido #MetroNewsMx