M.C. María Teresa Maldonado Mancera
Estudiante de Doctorado en Ciencias de la Ingeniería

Cada año, Guanajuato importa 12,000 millones de pesos en proteína en forma de carne, a pesar de contar con la materia prima necesaria para alimentar al ganado y producir esta proteína localmente. Se estima que alrededor del 75% de los costos en una granja corresponden a la alimentación, por lo que aprovechar los recursos disponibles en el estado ayudaría a reducir la dependencia de importaciones.

El rastrojo, que es el residuo vegetal que queda en el suelo tras la cosecha de cereales como maíz, sorgo, trigo y cebada, es una fuente clave de alimento para el ganado. Se sabe que por cada 1.31 kg de grano cosechado, se obtiene aproximadamente 1 kg de rastrojo. En 2023, Guanajuato produjo 3.11 millones de toneladas de cereales, lo que generó 2.37 millones de toneladas de rastrojo, pero 1.43 millones de toneladas fueron vendidas a estados del norte del país para la cría de ganado.

El problema es que, al vender el rastrojo fuera del estado, no solo se exporta un insumo valioso para la ganadería local, sino que también se están llevando minerales, materia orgánica, además del agua agrícola empleada para la producción de granos, que en ningún momento son considerados en la venta del forraje, lo que acelera la erosión del suelo, la irrupción de los ciclos biológicos de nutrientes en el lugar donde se produjo, lo que además agrava el déficit hídrico en Guanajuato.

Este residuo vegetal no solo sirve como alimento para el ganado, sino que también tiene un papel fundamental en la salud del suelo: lo protege de la erosión, aumenta su contenido de materia orgánica, mejora su fertilidad, ayuda a la captura de carbono y favorece la infiltración de agua, reduciendo la evaporación y permitiendo mayores rendimientos en los cultivos. Por esta razón, es fundamental evitar su quema, ya que, lejos de beneficiar, esta práctica solo genera contaminación y pérdida de nutrientes esenciales.

Pero, ¿por qué se vende al norte del país? La respuesta está en las condiciones climáticas y la demanda ganadera. Los estados de Baja California, Chihuahua, Sonora y Nuevo León tienen un clima desértico, lo que limita su capacidad de producir materia orgánica para alimentar al ganado. 

Sin embargo, son grandes productores de carne, especialmente de cortes finos que se exportan a Estados Unidos. De hecho, estos estados representan una parte importante de la producción bovina nacional: Baja California 4.78%, Chihuahua 4.26%, Sonora 3.57% y Nuevo León 3.33%. En contraste, Guanajuato ocupa el 14º lugar a nivel nacional, con una producción de 109,062 toneladas de carne (2.73% del total).

Frente a esta situación, surge la pregunta: ¿qué debemos hacer? La solución es clara. En lugar de vender el rastrojo a otros estados, una parte debería incorporarse al suelo agrícola para evitar su deterioro y mejorar su calidad, mientras que otra parte podría destinarse a la alimentación del ganado local, reduciendo la necesidad de importar carne. Guanajuato tiene los recursos para fortalecer su producción ganadera y, al mismo tiempo, cuidar sus suelos. Es momento de aprovecharlos en lugar de exportarlos. #MetroNewsMx #GuanajuatoDesconocido #TecNMCelaya