Héctor Gómez de la Cortina

El pasado domingo 23 de marzo, falleció el Licenciado José Carlos Guerra Aguilera, quien ocupaba desde hace décadas, la Notaría Pública número 12.

Yo tenía ciertas referencias de él, pues sus padres fueron muy amigos de mis abuelos maternos. 

Lo conocí en 2007 cuando coincidimos en una comida de colaboradores de El Sol del Bajío con el gobernador de Guanajuato. Me saludó cordial e intercambiamos algunos puntos de vista. Tenía un trato serio y al hablar podía ser hosco, pero el tiempo habría de develar su enorme calidad humana.

Nuestro trato se estrechó cuando trabajé en la Casa de la Cultura Jurídica y de manera constante requeríamos de sus servicios como conferencista, participaba siempre gustoso y orgulloso de compartir conocimientos con la comunidad. 

Nuestros encuentros continuaron a propósito de nuestras columnas en El Sol del Bajío y varias veces lo visité en su despacho. Libros y discos por todas partes, una interminable pila de documentos y de fondo, alguna melodía de música clásica, una de sus grandes pasiones. Antes de abandonar su recinto, te regalaba dulces, películas, libros, revistas. “Tienes que leerlo” te decía con insistencia y emoción. 

Fue amigo de grandes juristas como Jorge Carpizo y Héctor Fix, ocupó cargos de relevancia en la entonces Procuraduría General de la República, el Instituto Federal Electoral y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. 

En 2020 tuve el honor de que me distinguiera como uno de los presentadores de mi novela y en 2022 como jurado en el concurso de oratoria que organizamos en el Instituto de Arte y Cultura de Celaya. 

Desde hace tiempo, era común ver afuera de su casa, a muchas personas en estado de necesidad. Pasaban por comida que era entregada por él o por su esposa. 

Echaremos de menos su generosidad y su sapiencia, también su gran corazón. 
Celaya pierde a un gran profesional, a un gran ciudadano. Yo pierdo a un gran amigo.
Que descanse en paz el abogado, como le gustaba que le dijeran. #GuanajuatoDesconocido #MetroNewsMx